En una historia que parece sacada de una película, un hombre ha sido detenido en Palma tras calcinarlos diez vehículos. Lo más sorprendente es su propia confesión: «Cremaba cobre y se me fue de las manos». ¿Quién podría imaginar que detrás de esa frase hay una vida llena de decisiones desafortunadas?
Una tarde cualquiera en Son Banya
La calma habitual del barrio se vio interrumpida por el intenso humo y las llamas que devoraban coches aparcados. Mientras los vecinos miraban con incredulidad, este individuo parecía haber perdido el control sobre su propio juego. Este tipo de actos no solo arruinan propiedades, sino que también afectan a toda la comunidad, que ya se siente cansada de este tipo de incidentes.
A medida que la noticia se difundía, muchos compartían su indignación. La sensación es clara: nadie quiere vivir en un lugar donde el peligro puede estar acechando detrás de cada esquina. Las preguntas flotan en el aire: ¿qué lleva a alguien a actuar así? Y lo más importante, ¿cómo podemos evitar que esto vuelva a ocurrir?