En un momento en que la educación está más en el punto de mira que nunca, la Junta de Personal Docent de Mallorca ha decidido tomar cartas en el asunto. La lucha por una enseñanza en català y verdaderamente democrática no es solo una cuestión lingüística, es un grito por nuestros derechos como comunidad educativa. ¿Por qué dejar que otros decidan sobre el futuro de nuestros hijos?
Un compromiso colectivo
Aumentan las voces que se suman a este clamor, reflejando la creciente preocupación por la situación actual. Nos encontramos ante una tendencia preocupante: cada vez más familias piden alternativas educativas que respeten su identidad cultural y lingüística. No podemos permitir que el monocultivo turístico tire a la basura nuestra riqueza cultural; necesitamos diversidad y autenticidad en nuestras aulas.
El gobierno debe escuchar, porque aquí no hablamos solo de aulas vacías o llenas, hablamos de formar ciudadanos críticos y comprometidos con su entorno. La Obra Cultural Balear, entre otros grupos, ya ha puesto sobre la mesa debates esenciales sobre cómo preservar nuestra lengua y cultura propias frente a un panorama desolador.
Este no es un momento para dar pasos atrás. Es hora de unir fuerzas, apoyar iniciativas locales y reivindicar nuestro derecho a una educación que refleje nuestras raíces. Solo así podremos garantizar un futuro donde todos los niños crezcan valorando lo que realmente somos.