En un mundo donde la educación debería ser un derecho inquebrantable, las camisetas verdes han decidido alzar su voz contra los constantes ataques a la escuela pública. No es solo una moda; es un movimiento que busca defender lo que nos pertenece a todos. Este 25 de junio, se han hecho escuchar con fuerza en una jornada que demuestra que no están dispuestos a dejarse pisotear.
La batalla por el futuro educativo
A medida que el sistema educativo se tambalea con propuestas como la implantación de un Batxillerat para alumnos considerados «excelentes», muchos se preguntan: ¿qué pasará con aquellos que necesitan apoyo y no privilegios? Mientras tanto, la escuela concertada de Eivissa, bajo el peso del nuevo Pla de segregació lingüística, parece rendirse ante una presión política que sólo busca dividir.
No podemos olvidar cómo algunos espacios públicos, como el Caló del Moro, amanecen cubiertos de basura tras celebraciones festivas, reflejando una falta de respeto hacia nuestro entorno. Y eso sin mencionar las multas por actividades ilegales en lugares emblemáticos como el mirador del Vedrà. Todo esto ocurre mientras en Palma se discute sobre construir en terrenos rústicos sin agotar el suelo urbanizable. ¿Realmente buscamos soluciones o solo más problemas?
La defensa de nuestra educación y medio ambiente necesita ser más que palabras vacías. Los ciudadanos tenemos que unirnos y gritar juntos por lo que creemos justo. Porque sí, hay mucho en juego y cada uno de nosotros tiene un papel fundamental en esta lucha.