La mañana después de la mágica noche de San Juan ha dejado en el Caló del Moro una imagen que no se puede ignorar: un paisaje cubierto de basura. Es desolador ver cómo lo que debería ser un espacio para disfrutar y celebrar, se convierte en un vertedero al aire libre. ¿Acaso no somos capaces de cuidar nuestros entornos más queridos?
Un verano que comienza con sombras
Las festividades traen alegría, pero también responsabilidad. La fiesta es parte de nuestra cultura, pero no podemos permitir que esa misma celebración se convierta en una excusa para tirar a la basura nuestra tierra. Muchos se preguntan: ¿dónde está el respeto por el lugar donde vivimos? La comunidad debe unirse para buscar soluciones y frenar esta falta de consideración.
A medida que los días calurosos van llegando, es fundamental reflexionar sobre nuestras acciones y cómo afectan a nuestro entorno. Este verano debería ser una oportunidad para disfrutar, pero también para educar y concienciar sobre la importancia de mantener limpio nuestro hogar.