Imaginemos la escena: un evento brillante, lleno de personalidades, y de repente, entre la multitud, aparece una ‘influencer’. Así fue como esta joven logró hacerse un hueco en un acto con el rey Felip VI, intentando colarse como si fuera una auténtica divulgadora de la Unión Europea. ¿Es esto lo que hemos permitido?
La realidad detrás del glamour
En medio de una sociedad donde las apariencias muchas veces priman sobre el contenido, este episodio refleja una preocupante tendencia. La imagen de Mallorca y su esencia se desvanecen mientras los residentes luchan por sobrevivir a precios turísticos inflados. La situación es insostenible. Nos encontramos ante un monocultivo turístico que no solo amenaza nuestro entorno, sino también nuestra identidad.
No podemos quedarnos callados ante esta transformación del espacio público en escaparates para influencers o promotores. Cada vez más, escuchamos historias de vecinos que deben vivir como turistas en su propia casa. Y eso duele. La comunidad tiene que alzar la voz; no se trata solo de proteger un nombre o una imagen, sino de defender nuestra forma de vida.