El Tribunal Constitucional ha decidido admitir a trámite un recurso que podría cambiar las reglas del juego en relación a la amnistía aplicada a los terrenos rústicos. ¿Qué significa esto? Pues que el tema ya no es solo una cuestión de papel, sino que puede afectar directamente a nuestras tierras y, por ende, a nuestras vidas.
Un mar de incertidumbres
En medio de esta situación, nos encontramos con diversas voces que claman por soluciones. Desde Trasmed, cuya propuesta de un barco-hotel se ha visto suspendida, hasta ciudadanos preocupados por el impacto del monocultivo turístico en nuestra economía. La manifestación contra la saturación turística dejó claro algo: la paciencia de los baleares tiene un límite.
Los discursos políticos también han dejado su huella. Antoni Costa, tras participar en dicha manifestación, afirmó con orgullo que somos una economía turística pero que debemos ser responsables. Sin embargo, sus palabras contrastan con la crítica feroz de algunos sectores hacia el Gobierno y su respuesta considerada decepcionante e insuficiente. La sensación de estar tirando a la basura nuestro entorno natural se siente cada vez más fuerte entre nosotros.
La patronal del alquiler de coches no se queda atrás. Su rechazo a limitar la entrada de vehículos en Mallorca resuena como un eco: “Esto perjudica nuestros intereses”, dicen. Pero ¿y los intereses de quienes vivimos aquí? Es hora de reflexionar y actuar antes de que sea demasiado tarde.