La cita está marcada en el calendario: el próximo 25 de junio</strong, los defensores de la educación pública saldrán a las calles con un mensaje claro. En tiempos donde parece que lo que importa son los intereses particulares, ¡es hora de plantar cara!
Una protesta necesaria
A medida que nos acercamos a esta manifestación, surgen preocupaciones sobre cómo los nuevos pactos políticos están afectando a nuestros colegios. La Facultat d’Educació no se ha quedado callada y ha denunciado lo que considera una gravedad inaceptable: la falta de atención a las necesidades de nuestros niños más vulnerables. Desde su perspectiva, este pacto entre PP y Vox es un claro paso atrás en derechos fundamentales.
Pero no todo acaba aquí. La OCB también se ha puesto manos a la obra para hacer llegar a las familias los beneficios de escolarizar en catalán. Se trata de una iniciativa esencial para preservar nuestra identidad cultural.
Mientras tanto, desde el ámbito educativo, se plantea una nueva gestión donde los centros podrán ofrecer plazas libres para alumnos con necesidades específicas. Esto podría ser una oportunidad o un nuevo desafío, dependiendo del enfoque que se le dé.
No podemos ignorar el eco de voces como la de Antoni Costa, quien después de otra manifestación sobre la saturación turística aseguró: «Estamos orgullosos de ser una economía turística». Pero ¿a qué precio? La comunidad pide un equilibrio justo entre turismo y calidad de vida.
Así que ahí estamos, preparados para salir y hacer oír nuestra voz por lo que realmente importa: la educación pública. No dejemos que nos arrebaten lo más valioso: el futuro de nuestros hijos.