Cuando miramos los resultados de las pruebas PAU, la realidad es un puñetazo en el estómago. Este año, hemos visto cómo la tasa de aprobados baja cuatro puntos respecto al año pasado. Sí, cuatro puntos que hablan de un sistema educativo que parece estar en un vaivén constante y que nos invita a preguntarnos ¿qué está pasando realmente?
Un grito de auxilio desde las aulas
No podemos ignorar la presión a la que están sometidos nuestros estudiantes. La incertidumbre y el estrés forman parte de su día a día, y eso se refleja en estos números. Las voces críticas no tardan en aparecer. Desde la comunidad educativa, muchos reclaman cambios urgentes: mejores recursos, más apoyo emocional para los jóvenes y un enfoque menos rígido hacia las evaluaciones.
Pero lo que realmente sorprende es ver cómo esto afecta a nuestras escuelas e institutos. Por ejemplo, el IES Portocristo ha respondido con fuerza ante las amenazas políticas, afirmando: «Esperamos el expediente para ir a la beach«, mostrando así una actitud desafiante y decidida.
Y mientras tanto, el rector de la UIB pide nuevas instalaciones para ciencias y una biblioteca central donde nuestros jóvenes puedan sumergirse en el conocimiento sin distracciones externas. No podemos dejar todo esto tirado a la basura; necesitamos soluciones reales.
A medida que avanzamos hacia un futuro incierto, queda claro que debemos unir fuerzas como comunidad para defender nuestra educación y asegurar que cada estudiante tenga las oportunidades necesarias para brillar. La lucha continúa.