La comunidad de IB3 está en pie de guerra. Los trabajadores han decidido unirse y convocar cuatro días de huelga coincidiendo con las festividades de Sant Joan. Esta decisión no ha sido tomada a la ligera; detrás hay un cúmulo de frustraciones acumuladas que claman por ser escuchadas.
Un grito a la desesperación
En un contexto donde el calor aprieta, no solo meteorológicamente, sino también laboralmente, los empleados sienten que sus voces se pierden en el aire. “Es hora de que nos escuchen”, expresa uno de los afectados, haciendo eco del sentimiento colectivo. La situación ha llegado al límite y parece que ya no se puede tirar más a la basura lo poco que queda de derechos laborales.
En este ambiente caldeado, surgen más noticias que preocupan a los ciudadanos: cortes en áreas públicas y protestas por diversas causas sociales. Mientras tanto, los trabajadores de IB3 luchan para que su problemática no quede olvidada entre tantas otras cuestiones. La pregunta es clara: ¿qué futuro les espera si no se hace nada?