En un momento en que las decisiones sobre la educación marcan el futuro de nuestros hijos, los centros educativos han decidido alzar la voz. La Asamblea de Docentes ha dado un paso al frente y, uno tras otro, se han adherido a su manifiesto en defensa de una enseñanza pública y en catalán.
No es solo una cuestión de lengua; es una lucha por nuestra identidad. A medida que avanzamos, la preocupación por el futuro del catalán se hace más evidente. Por eso, las camisetas verdes han comenzado a aparecer también en Cort, proclamando con fuerza: ‘La llengua no es toca’. Es un grito que resuena entre nosotros y que exige ser escuchado.
Cambios y desafíos en el camino
Por otro lado, las noticias no cesan. La Universitat de les Illes Balears ha tomado decisiones polémicas al anular preguntas en sus exámenes, mientras Felipe Aguirre se despide como director del Conservatori Superior de Música. Pero hay más: trabajadores de IB3 han convocado una huelga para Sant Joan y la saturación del TIB está generando preocupación en las revetles de la Part Forana.
En este contexto complicado, personajes como Tomeu Mora comparten sus historias sobre cómo manejan sus negocios para seguir adelante. “Tuve que limpiar mi tienda para que nadie pensara que los precios eran altos”, cuenta con resignación. Todo esto mientras Cort planea crear un centro de control demográfico y turístico en el Distrito de Innovación.
No podemos pasar por alto lo dicho por Ayuso ante 50.000 personas: “Los que han expulsado el español para fabricar nuevas identidades son los que sobran”. Unas palabras cargadas de tensión que nos invitan a reflexionar sobre quiénes somos y hacia dónde vamos.