En un giro inesperado, Cort ha decidido poner barreras alrededor de la plaza del Comtat de Rosselló. Este movimiento ha levantado ampollas entre los vecinos que, desde hace tiempo, claman por espacios más abiertos y accesibles. ¿Es que realmente necesitamos más restricciones en nuestras calles? La respuesta parece clara para muchos.
Reacción de los ciudadanos
Un grupo de activistas se manifestó recientemente a las puertas de una conocida discoteca en Eivissa, alzando sus voces contra lo que consideran un atropello. «¿Hasta cuándo vamos a permitir que nos cierren nuestros espacios?», preguntaba uno de ellos con visible frustración. La indignación no solo se siente aquí; se extiende como un eco en toda la isla.
A medida que avanza el debate, otros temas también surgen en el aire. Por ejemplo, el hecho de que algunos políticos están pidiendo la incorporación de regidores de Vox al equipo de gobierno mientras otros se resisten a ello. Parece que no hay tregua en este clima tenso donde cada decisión provoca una oleada de críticas o apoyos.
Y así seguimos, entre anuncios y protestas, esperando quizás un cambio real que respete nuestra identidad y necesidades. La pregunta es: ¿seremos capaces de hacer oír nuestra voz antes de que sea demasiado tarde?