En un giro sorprendente, los caravanistas han empezado a hacer las maletas y poner rumbo a Asturias, donde con 50.000 euros puedes comprar una pequeña finca. ¿Quién lo diría? Mientras aquí en Baleares los precios de los pisos siguen por las nubes, la gente busca alternativas más asequibles y atractivas.
La situación en casa
No es para menos que muchos estén buscando un respiro. En lugares como Son Gotleu, el mercado inmobiliario ha alcanzado cifras estratosféricas que nos hacen replantear qué estamos haciendo con nuestro futuro. La desesperación se siente en el aire: jóvenes que no pueden acceder a un alquiler digno, familias luchando por encontrar un techo donde vivir…
Aparte de eso, la reciente presentación de la oficina Antiocupación en Palma dejó mucho que desear. Las críticas resonaron entre los asistentes: «¡No tenéis vergüenza!» gritaron algunos al ver cómo se gestionan estos temas tan delicados. Y es que la realidad del alquiler aquí ya no aguanta más esta presión.
Por otro lado, el tema de la requalificación exprés promovida por PP y Vox ha levantado ampollas. Muchos ven esto como «un claro ejemplo de pilotada», mientras otros simplemente se preguntan hasta dónde vamos a llegar con tanto monocultivo turístico y políticas que parecen ignorar las necesidades reales de la población.
Así está el panorama: entre mantas gigantes en nuestras playas e iniciativas políticas cuestionables, es difícil no sentir que estamos perdiendo lo esencial. ¿Hasta cuándo vamos a permitir que nuestra tierra sea tratada como una mercancía más?