En medio de un panorama en el que las palabras parecen perder su peso, el rector de la Universitat de les Illes Balears (UIB) se alza con una voz firme. Ha hecho un llamado claro sobre el reciente pacto entre PP y Vox, subrayando que «Els poders tenen el mandat de garantir la normalització lingüística». No es solo un tema administrativo; es una cuestión de identidad, de raíces profundas que nos conectan.
La lucha por nuestra lengua
A medida que las camisetas verdes llenaban la Llotja durante un homenaje a Carme Riera, quedó claro que no estamos dispuestos a quedarnos callados. La Xarxa Educativa per la Llengua ha mostrado músculo, advirtiendo al Govern: «No tenim por. Ho tornarem a fer». Y así debe ser. Este movimiento no solo busca proteger nuestro idioma, sino también mantener viva nuestra cultura en tiempos donde se siente como si todo estuviese en peligro.
Palmira comienza a caminar hacia su futuro como Capital Europea de la Cultura, pero no podemos permitir que esta travesía se convierta en un monocultivo turístico donde lo único que brille sea el sol y las playas. Nos enfrentamos a una encrucijada crucial donde debemos decidir qué legado queremos dejar.