La escena es casi surrealista. En Nou Llevant, ya se pueden ver a los turistas llegando en ropa interior, como si fuera lo más normal del mundo. Mientras tanto, las islas Baleares han recibido hasta abril la friolera de 2,1 millones de visitantes extranjeros, lo que supone un aumento del 9,5% respecto al año pasado. Y aunque esto puede sonar positivo para algunos, la realidad es que detrás de estas cifras se esconden problemas serios.
Manifestaciones y la lucha contra el turismo masivo
A partir del 15 de junio, una nueva manifestación está programada en Mallorca. Los residentes están cansados de la masificación turística, que no solo afecta a la convivencia sino también al encanto natural de nuestras islas. La pregunta que nos hacemos todos es: ¿hasta cuándo vamos a permitir que este monocultivo turístico tire por la borda nuestra calidad de vida?
En medio de este caos, surgen voces críticas. Por ejemplo, Manuela Cañadas de Vox ha planteado teorías sobre el idioma mallorquín que han levantado ampollas. Según ella, “todos sabemos que la lengua mallorquina es anterior a la catalana”. Esto ha generado tensiones y debates intensos entre los grupos políticos y los educadores.
A pesar de todo esto, hay algunos destellos de esperanza: dos proyectos en las Baleares han sido premiados por el Ministerio de Vivienda con los galardones La Casa de la Arquitectura. Pero mientras celebramos estos logros, debemos recordar las voces disidentes y seguir luchando por un futuro donde nuestras tradiciones y cultura no sean desbordadas por el turismo descontrolado.