En una isla donde el sol brilla con fuerza, se libra una batalla menos visible pero igualmente crucial. El batle de Palma ha decidido dar un golpe sobre la mesa y construir su propia dessaladora. ¿La razón? No quiere depender del Govern y su escasa capacidad para gestionar los recursos hídricos. Y así, entre decisiones polémicas y un clima de tensión, la sociedad civil se alza en pie de guerra.
La voz de los docentes
El pasado 11 de junio, el IES Marratxí se convirtió en el epicentro de una manifestación que llenó sus pasillos y aulas. La Assemblea de Docents, con un objetivo claro, clamó por la defensa de la escuela pública y el uso del catalán. En tiempos donde cada vez más nos intentan imponer normas ajenas a nuestra cultura, no es momento de quedarnos callados.
A medida que esta lucha continúa, surgen voces disidentes desde distintos frentes. La avícola Son Perot ha arremetido contra la prensa al defender que su nave cerrada fue revisada hace diez días. Mientras tanto, algunos políticos como Prohens defienden pactos con Vox y acusan a MÉS de estar engañando a la población.
No podemos olvidar que detrás de cada decisión política hay vidas humanas afectadas por esas políticas. Desde los profesores hasta los agricultores, todos somos parte del mismo barco (aunque algunos parecen tener mejores chalecos salvavidas). Y en medio de todo esto, enfrentamos nuevas amenazas como el aumento del dengue o los mosquitos transmisores.
Así que sí, estamos ante un panorama complicado: desde quienes sacan pecho por proyectos dudosos hasta aquellos que luchan por mantener nuestras tradiciones vivas. En esta historia no solo somos espectadores; somos protagonistas.