El corazón del País Valencià late con fuerza nuevamente, y es que el horno más antiguo de la región ha reabierto sus puertas después de haber atravesado momentos difíciles tras la devastadora DANA. La emoción se siente en el aire; «La gente se lo merecía», afirma su propietario, quien ha visto cómo su pasión por el pan se convierte en un símbolo de resistencia para la comunidad.
Una historia de tradición y esperanza
No se trata solo de un negocio; este horno representa una parte vital de nuestra historia. A pesar de los obstáculos, como las inspecciones que nunca llegan y la falta de control sobre productos locales en el sector turístico, aquí seguimos. Los aromas del pan recién hecho nos recuerdan que siempre hay razones para sonreír.
Es curioso pensar que mientras muchos critican el monocultivo turístico, aquí tenemos algo auténtico, algo que va más allá del turismo masivo. Un lugar donde cada barra de pan cuenta una historia y donde cada cliente es parte de una gran familia. Así, entre risas y anécdotas, el horno vuelve a ser ese rincón donde la tradición se encuentra con la modernidad. Todos estamos listos para disfrutarlo juntos.