Imagínate la escena: de repente, todo se apaga. Eso es lo que vivieron cerca de 2.000 vecinos de Ciutadella cuando un fallo eléctrico dejó a la ciudad en la más absoluta oscuridad. La alarma sonó y las calles se llenaron de incertidumbre, mientras muchos se preguntaban qué había sucedido.
La comunidad al borde del descontento
A medida que pasaban los minutos, la frustración crecía. No era solo una cuestión de luz; eran las rutinas diarias, los planes familiares y el clima festivo de un día cualquiera que se tornó en una pesadilla para quienes estaban en casa o saliendo a disfrutar con amigos. “Es inaceptable que esto siga pasando”, comentaba un vecino con el ceño fruncido mientras miraba hacia el cielo oscuro.
Las explicaciones llegaron tarde y mal. Desde el ayuntamiento se apresuraron a informar sobre una avería técnica, pero ¿es eso suficiente? Con cada apagón, nuestros días parecen tirar a la basura un poco más nuestra paciencia. Es hora de que todos pongamos atención a estos problemas y reclamemos soluciones reales antes de que sea demasiado tarde.