En un rincón emblemático de Mallorca, el Castell de Bellver ha sido testigo de una controversia que ha levantado ampollas entre los activistas locales. El evento organizado por Louis Vuitton no solo ha atraído miradas internacionales, sino también un torrente de críticas. Y es que muchos aseguran que estos eventos no aportan riqueza a la comunidad; más bien, generan una elitización que excluye a quienes realmente viven y luchan por su hogar.
La voz del pueblo
Algunas voces destacadas en la protesta han afirmado con contundencia: “No se trata solo de lujo, se trata de nuestra identidad y nuestra cultura”. En un contexto donde el monocultivo turístico ya hace estragos, estos actos parecen tirar a la basura todo lo que hemos construido como comunidad. La gente está cansada; quieren ver cambios reales, iniciativas que beneficien a todos y no solo a unos pocos privilegiados.
A medida que las críticas aumentan, la pregunta persiste: ¿realmente estamos permitiendo que este tipo de eventos definan nuestro futuro? Es hora de reflexionar sobre lo que queremos para nuestras islas y cómo proteger lo que nos pertenece. Porque al final del día, todos merecemos ser parte del relato.