Aina Calvo, según su amiga Yolanda Garví, era un espíritu libre. Un día, mientras paseaban en su Vespino, la Guàrdia Civil decidió detenerlas. ¿Por qué? Quién sabe. Pero esas pequeñas anécdotas son las que construyen la memoria de alguien. Y es que hablar de Aina es recordar risas y momentos compartidos que dejan huella.
Historias que nos definen
No es solo Aina; cada uno tiene sus historias. Como Joan Tomàs Martínez, quien con solo 13 años vestía como un hombre de 40, o Cata Coll, a quien su padre nunca le permitió ver televisión ni leer un rato tranquilo. Estas historias nos muestran lo diverso y rico que puede ser el viaje de cada persona.
A veces se olvida la esencia detrás de los nombres y las fotos. Lluís Apesteguia fue uno más entre nosotros a los 11 años, pero aún así dejó una impronta al salir de misa en medio de críticas sobre las uniones del mismo sexo. Cada vida es un relato en sí misma, y el eco de sus historias resuena más allá del tiempo.
Así es como recordamos a aquellos que han partido: con anécdotas que nos hacen reflexionar sobre lo que realmente importa en esta vida tan fugaz.