El paisaje de nuestras queridas Islas Baleares se ve gravemente amenazado. Las plantaciones de algarrobos, esos árboles que han sido parte de nuestra cultura y tradición, están sufriendo las consecuencias de un hongo que se ha propagado como la pólvora. ¿Cómo hemos llegado a este punto? La realidad es que este problema no solo afecta a los agricultores, sino a todos nosotros. Estas plantaciones son más que simples cultivos; son el alma del campo balear.
La lucha por salvar nuestras tradiciones
Nos encontramos ante una situación alarmante. Este hongo, que ataca sin piedad, está arrasando con lo poco que queda de la biodiversidad agrícola en las islas. Los agricultores luchan día tras día, tratando de encontrar soluciones mientras ven cómo sus esfuerzos se desvanecen. Y mientras tanto, ¿qué hacemos nosotros? Es hora de reflexionar sobre nuestra relación con el entorno y valorar lo que tenemos antes de perderlo para siempre.
Aprovechemos esta crisis para unirnos y buscar alternativas sostenibles que ayuden a recuperar nuestros paisajes y tradiciones. La agricultura no puede convertirse en un simple monocultivo turístico, donde todo se tira a la basura en nombre del progreso. ¡Es momento de actuar!