Catalina es un auténtico personaje en el bullicioso corazón de Magaluf. A sus años, ha decidido abrazar la vida y disfrutarla al máximo rodeada de jóvenes que vienen a divertirse. Sí, esos ‘hooligans’ que algunos critican y otros celebran. Ella, en cambio, les ve como una oportunidad para compartir risas y anécdotas. ¿Quién no querría tener un cómplice así?
Un barrio en constante transformación
Pero no todo es fiesta y alegría. En Palma, Pollença y Ciutadella se está viviendo una auténtica batalla contra las ofertas turísticas irregulares que parecen multiplicarse como setas tras la lluvia. La situación se vuelve crítica: hay más de 20.000 plazas ilegales solo en pisos turísticos. ¡Es un desmadre! Y mientras tanto, las comunidades de vecinos no tienen más remedio que contratar detectives para cazar a aquellos inquilinos que hacen del ruido su mejor aliado.
En medio de este caos urbanístico, donde cada día parece ser más difícil encontrar equilibrio entre turistas y vecinos, Catalina se mantiene firme con su filosofía: vivir el momento y hacer amigos sin importarles las etiquetas. Un ejemplo claro de cómo encontrar felicidad incluso en medio del tumulto.