Un grupo de alrededor de cincuenta personas se ha unido para exigir avances significativos en el proceso de internacionalización de IB3. La situación no es nueva, y muchos se sienten frustrados ante la falta de acciones concretas por parte de los responsables. No es solo un tema administrativo; esto tiene un impacto real en nuestra comunidad, en cómo nos representamos al mundo.
Un clamor que resuena en las calles
La verdad es que la gente está cansada. En medio del bullicio y el ritmo frenético del día a día, hay voces que claman: «¡Basta ya!». La turistificación desmedida ha comenzado a asfixiar nuestras tradiciones y costumbres. Como alguien mencionó con acierto: «La turistización de Valldemossa es comparable a la de Venecia». Y no podemos quedarnos callados.
Mientras tanto, la policía parece mirar hacia otro lado ante las infracciones graves cometidas por algunos conductores irresponsables. No son solo estadísticas; son vidas y comunidades afectadas. Hay quienes sienten que su voz no se escucha, pero este movimiento busca cambiar eso. Queremos ser visibles, queremos que nuestras preocupaciones sean atendidas con seriedad.
Así que aquí estamos, luchando por un futuro más equilibrado donde podamos disfrutar del turismo sin sacrificar nuestra identidad. Al final del día, todos merecemos un lugar donde sentirnos como en casa.