La situación en Palma está que arde, y no precisamente por el sol que brilla en nuestras costas. El GOB, esa voz crítica que siempre defiende nuestro entorno, ha alzado la voz contra el reciente decreto ley de vivienda. Según ellos, esta medida no solo es un error, sino que podría abrir la puerta a una desregulación urbanística que pondría en jaque la calidad de vida de los palmesanos.
¿Qué implica realmente este decreto?
Mientras todos estamos pendientes de cómo se desarrollan las cosas, hay quienes nos advierten del peligro inminente. Este decreto podría dar luz verde a un monocultivo turístico desmedido. Imagina un escenario donde cada rincón de nuestra ciudad se convierta en un hotel o apartamento turístico. ¿Y qué pasaría con nuestras casas? La respuesta parece evidente: muchas familias tendrían que buscar refugio fuera.
La preocupación es real y palpable; hay quienes dicen que esto es solo el principio de algo mucho más grande y peligroso. ¿Realmente queremos arriesgar lo poco que queda de nuestro patrimonio urbano por intereses económicos momentáneos? Desde luego, muchos creemos que no. El debate está servido y nosotros debemos ser parte activa de él, porque al final del día, se trata de nuestro hogar.