Imagínate esto: llevas casi medio año sintiéndote como un pez en el agua, pero de repente te das cuenta de que hay otros ojos mirando. Espiando. Eso es lo que han denunciado algunos vecinos que, alarmados, aseguran que han sido objeto de vigilancia por parte de detectives. ¿El motivo? Simplemente porque son grandes, porque se atreven a alzar la voz y reclamar su espacio.
Un grito al aire
Las historias no terminan ahí. Mientras tanto, nos enteramos de un vertido constante de aguas fecales en Cala en Bosc, algo que no solo afecta a la salud pública sino también a la imagen de nuestra comunidad. Y con las tormentas acechando al norte de Mallorca y Menorca, con hasta 70 mm pronosticados en tan solo dos horas, la situación parece ir empeorando.
No podemos quedarnos callados ante estos hechos. La defensa del idioma catalán también se hace sentir con una multitudinaria reunión en Santa Maria donde más bailadores que nunca se han unido para hacer frente a quienes quieren tirar nuestra cultura a la basura. Nos preguntamos: ¿qué significa realmente ser humano? Quizá sea eso mismo lo que nos une aquí hoy.
A medida que avanzamos hacia un futuro incierto, voces como la de Antoni Llabrés resuenan con fuerza: “Presidenta Prohens, no utilice nuestra lengua como moneda de cambio”. Este es nuestro momento para levantarnos y exigir lo que es justo. La comunidad tiene poder; juntos podemos cambiar las cosas.