En el corazón de Cala en Bosch, un asunto más que preocupante ha salido a la luz. Los vecinos están al borde del desahogo, cansados de lidiar con un abocamiento constante de aguas fecales en el puerto. No se trata de una anécdota aislada; es una situación que clama al cielo y que nadie parece querer solucionar. ¿Dónde está la respuesta de las autoridades? La indignación crece.
La lucha de los vecinos
Aquí no solo hablamos de un problema ambiental, sino también de salud pública. La comunidad ha comenzado a organizarse, y sus voces resuenan con fuerza: “¡Estamos cansados!”, dicen entre nervios y resignación. Esta lucha no es nueva; sin embargo, cada día parece convertirse en una batalla más dura contra la indiferencia. A medida que avanzamos hacia el verano, la preocupación aumenta: ¿cómo podemos disfrutar del sol y la playa si el agua que nos rodea está contaminada?
No estamos hablando solo del puerto; esto afecta a todos. La llegada masiva de turistas y la falta de soluciones sostenibles solo agravan la situación. El monocultivo turístico está tirando por la borda nuestros recursos naturales y nuestra calidad de vida. Es hora de actuar antes de que sea demasiado tarde.