La comunidad de Son Sardina ha decidido alzar la voz. Cansados de ver cómo los residuos provenientes de Eivissa llegan a su puerta, han comenzado a organizarse para poner fin a esta situación. «¡Estamos hartos!», exclama uno de los vecinos en una reunión llena de indignación. Y no es para menos; el problema no solo afecta a su entorno, sino que pone en riesgo la calidad de vida de todos.
Una lucha que nos concierne a todos
La llegada constante de basura parece un mal sueño del que nadie despierta. Entre preocupaciones y propuestas, los ciudadanos están decididos a luchar por un futuro más limpio y sostenible. La sensación general es clara: ya no podemos permitir que nuestro hogar se convierta en un vertedero.
Las palabras resuenan entre los asistentes: «No queremos ser el basurero de nadie». Y así, cada vez más vecinos se suman al movimiento, conscientes de que esta lucha va más allá de ellos; es por sus hijos y por el lugar donde viven. El tiempo apremia y la respuesta comunitaria crece como una ola imparable, con la firme esperanza de que su esfuerzo no caerá en saco roto.