En el corazón de nuestra universidad, un eco resuena entre los estudiantes: tenemos el poder para transformar nuestro entorno. La Universitat de les Illes Balears (UIB) ha lanzado una ambiciosa misión: crear un auténtico sentido de comunidad que nos haga sentir parte de algo más grande. Pero, ¿cómo se logra esto en tiempos donde lo único que parece importar es el título y no la experiencia?
Un cambio necesario en la educación
A medida que avanzamos hacia la modernidad, hay decisiones que dejan huella. Por ejemplo, el trabajo de investigación de Bachillerato dejará de ser obligatorio. Una decisión que puede parecer lógica a primera vista, pero que plantea preguntas inquietantes sobre cómo se valora el esfuerzo académico.
Además, se ha proclamado a Jaume Carot como candidato único para continuar su mandato como rector. Muchos se preguntan si esto realmente es lo mejor para nosotros o si necesitamos un aire fresco que despierte nuestro espíritu crítico.
No solo eso, sino que también hemos visto cómo más bailarines se reúnen en Santa Maria para defender nuestra lengua y cultura. Es una muestra clara de cómo la comunidad puede levantarse y hacer oír su voz frente a quienes intentan tirar a la basura nuestras raíces. Y mientras unos luchan por preservar nuestra identidad cultural, otros debaten sobre el futuro del turismo en las islas; un modelo económico obsoleto que ya no da más de sí.
Así es como las voces emergentes comienzan a hacerse notar: desde Francesc Fiol hasta Cristina Ros, todos coinciden en una cosa: Baleares necesita evolucionar, no solo en turismo, sino también en valores humanos y sociales. En este contexto convulso donde nos encontramos, es crucial recordar que somos nosotros los encargados de escribir esta historia.