En un giro inesperado, se ha decidido que el trabajo de investigación de Bachillerato deje de ser obligatorio. Este anuncio ha dejado a muchos con una sensación de incertidumbre, y es que ¿qué significa realmente esto para nuestros jóvenes? Para aquellos estudiantes que ven en este trabajo una oportunidad para explorar sus pasiones, podría parecer un paso atrás. Al fin y al cabo, no todos los días se tiene la oportunidad de sumergirse en un tema que les emociona.
¿Es este el camino correcto?
No podemos ignorar las voces críticas que surgen ante esta decisión. Algunos argumentan que eliminar esta obligación podría llevar a una educación más superficial, donde los alumnos se conformen con lo mínimo. Y aquí entramos nosotros, preguntándonos si realmente queremos fomentar un modelo educativo donde el aprendizaje profundo quede relegado a un segundo plano. La comunidad educativa tiene mucho que decir sobre esto; las opiniones están divididas y la discusión está servida.
Quizás deberíamos replantearnos qué tipo de futuro estamos construyendo para nuestros jóvenes. En lugar de tirar a la basura la posibilidad de incentivar su curiosidad y su capacidad crítica, ¿no deberíamos buscar alternativas para hacer del trabajo de investigación algo atractivo y valioso? Se trata de educar en vez de simplemente cumplir con requisitos burocráticos.