La alarma ha sonado fuerte en las Baleares. El GOB, esa voz que siempre se alza por nuestro entorno, ha lanzado una advertencia que no podemos ignorar: el Govern quiere reducir la Reserva Marina del Toro y les Malgrats en un 36%. ¿Es que acaso no aprendemos de nuestros errores? Aquí estamos, discutiendo sobre el futuro de nuestras costas mientras algunos siguen tirando a la basura lo que nos hace únicos.
Vandalismo y protesta: un grito desesperado
En medio de este caos, hemos visto cómo tres turistas han sido detenidos por prender fuego a varios contenedores en Arenal. ¿Qué está pasando? La Almudaina también ha sufrido ataques con pintadas contra la saturación turística. Y entre susurros de indignación, Llorenç Galmés se dirigió a una consellera del PSOE preguntándole: «¿Qué ha sido eso? ¿Un orgasmo silencioso?». La frustración es palpable y cada vez más gente siente que ya basta.
Marta Roig, valiente trasplantada de médula, nos recuerda su historia: «Hice la Selectividad en el hospital con la vía puesta». Historias así son las que nos unen y nos hacen cuestionar qué estamos dispuestos a hacer para defender nuestra cultura y lengua. Desde Cort, la promoción turística continúa como si nada pasara; quieren atraer turistas a Palma con gastronomía, pero ¿a qué precio?