Imagínate esto: un estudio en Palma donde te ofrecen compartir la cama por 350 euros. Suena surrealista, ¿verdad? Pero esta es la cruda realidad que enfrentan muchos jóvenes y familias en nuestras islas. La política del PP y Vox ha puesto el grito en el cielo al intentar esconder los nombres de quienes se benefician de programas como el Lloguer Segur. ¿Qué hay detrás de esta decisión? Tal vez un intento de mantener todo bajo control, mientras ellos mismos miran hacia otro lado ante la creciente crisis habitacional.
Las contradicciones que nos rodean
Parece que cada semana nos enfrentamos a nuevas noticias sobre alquileres abusivos. Desde amenazas con cuchillos y pistolas para echar a inquilinos en Palma hasta historias escalofriantes de personas mayores recibiendo las llaves de nuevos hogares, pero sin saber si podrán pagarlos. Los datos son alarmantes; más del 30% de las casas que se venden en Balears ya están en manos de extranjeros. Y mientras tanto, los residentes luchan por encontrar un lugar donde vivir.
Y no olvidemos cómo se siente nuestra comunidad ante estas situaciones; los sindicatos han calificado como “insultante” la subida salarial propuesta para el nuevo convenio de hostelería. ¿Es eso lo que merecemos? Mientras algunos se llenan los bolsillos, otros apenas pueden hacer frente a sus gastos diarios. Nos preguntamos: ¿cuánto tiempo más podemos soportar este monocultivo turístico que solo beneficia a unos pocos?