Imagínate un día cualquiera, de repente, ¡pum! La luz se apaga. Eso es exactamente lo que ocurrió en nuestro país, donde un apagón general dejó al 60% de la producción eléctrica en el aire, dejando a muchos preguntándose qué demonios ha pasado. Y para colmo, nadie parece tener una respuesta clara. Mientras tanto, los teléfonos y las conexiones a internet también se vieron afectados en varias zonas.
La falta de respuestas alimenta la frustración
El GOB no ha tardado en alzar la voz y denunciar que el Decret llei d’habitatge está vulnerando el Plan hidrológico y la normativa europea sobre el agua. Parece que estamos tirando por la borda nuestro futuro mientras se toman decisiones sin sentido. Pero no solo eso: las Islas Baleares parecen haber esquivado esta crisis eléctrica, dejando a muchos preguntándose cómo han logrado salvarse del apagón que arrasó con todo.
Aparte de este caos eléctrico, hemos tenido también episodios de descontrol festivo dentro de aviones repletos de turistas alemanes camino a Mallorca. ¿Es esto lo que queremos? Un monocultivo turístico donde prima más la fiesta que el bienestar real de nuestra gente. Lo cierto es que necesitamos respuestas, claridad y una gestión responsable para evitar más sobresaltos como este. La comunidad se merece mucho más.