La situación en Es Refugi de Palma es un auténtico drama que no podemos ignorar. Aunque LIMAS ha asegurado que la atención a los usuarios continuará, lo cierto es que el futuro de los 17 trabajadores que dependen de este lugar está en el aire. Es una incertidumbre que deja un mal sabor de boca, porque detrás de cada número hay historias y vidas en juego.
¿Qué significa esto para la comunidad?
Mientras tanto, los trabajadores del sector de seguridad se han pronunciado, gritando al mundo su desesperación: «Nos hemos de buscar otras faenas para sobrevivir». Una frase dura, pero realista. Nos preguntamos: ¿cómo es posible que estemos tirando a la basura el esfuerzo diario de tantos? La administración parece estar más ocupada en otras cosas mientras estos profesionales luchan por un futuro digno.
No podemos quedarnos callados ante esta realidad. La cuestión no solo afecta a quienes trabajan allí, sino también a los 18 usuarios que dependen del refugio para tener una oportunidad. En medio de todo esto, recordamos cómo se olvidan las promesas y se priorizan otros intereses. Y nos preguntamos: ¿dónde queda nuestra humanidad?