El lunes no será un día cualquiera en las escoletes externalitzades. Los educadores han decidido alzar la voz y hacer huelga, cansados de la situación que llevan arrastrando desde hace tiempo. La frustración ha crecido a pasos agigantados, y ya no pueden más con el estrés diario ni con los sueldos que apenas dan para llegar a fin de mes.
Una lucha necesaria
En un momento donde se habla tanto de inclusión y calidad educativa, es doloroso ver que sólo el 0,44% de los contratos otorgados por el Gobierno en 2024 fueron a empresas de inserción laboral. ¿Qué tipo de futuro queremos construir si seguimos tirando a la basura oportunidades para nuestros jóvenes?
Mientras tanto, en Palma, más de un centenar de personas se han concentrado recientemente para condenar actos violentos que afectan directamente a educadores como los que intentan trabajar día a día por una sociedad más justa. Esto demuestra que el malestar está presente entre nosotros; no estamos solos en esta lucha.
Por si fuera poco, UGT ha exigido un aumento salarial del 19%, además de la reducción de jornada a 35 horas en sectores como la hostelería. Y así, mientras unos luchan por derechos básicos, otros siguen ignorando las necesidades fundamentales. Es hora de tomar cartas en el asunto y escuchar las voces que claman por justicia social.