Imagina que necesitas ayuda y la respuesta que recibes es un portazo por no hablar el idioma que ellos quieren. Eso le sucedió a un ciudadano que, tras intentar presentar una denuncia ante la Guardia Civil, se encontró con la negativa de los agentes simplemente porque optó por expresarse en catalán. Una situación surrealista que refleja cómo se sigue discriminando a aquellos que eligen su lengua materna.
¿Hasta cuándo esta falta de respeto?
Esta historia nos lleva a cuestionar las verdaderas intenciones detrás de ciertas instituciones. La lengua catalana es parte de nuestra identidad, un regalo invaluable que heredamos de nuestros padres y abuelos. Sin embargo, parece que para algunos, hablar en catalán no solo es un problema, sino motivo suficiente para ignorarte completamente.
No podemos quedarnos callados mientras vemos cómo nuestros derechos se van por el desagüe. Esto no es solo una anécdota; es una llamada a la acción para todos nosotros. Porque si ellos creen que pueden tirar a la basura nuestro idioma y cultura sin consecuencias, estamos obligados a levantar nuestras voces y hacerles entender que cada palabra cuenta.