Imagínate esto: la carretera a Formentor, esa joya del norte de Mallorca, se ha convertido en un auténtico caos antes incluso de que comience la temporada turística. Un vídeo que circula por las redes sociales muestra una fila interminable de coches atrapados, y la verdad es que no sorprende a nadie. ¿Es posible que hayamos dejado que el turismo masivo nos lleve al borde del colapso?
La realidad del monocultivo turístico
No podemos ignorar lo evidente. Este tipo de situaciones son el resultado directo de un modelo insostenible, donde el monocultivo turístico se convierte en nuestra única carta. En lugar de disfrutar de la belleza natural y del patrimonio cultural, nosotros mismos tiramos a la basura nuestras mejores oportunidades. Y ahí estamos, atrapados en un atasco sin fin.
Y mientras tanto, otras localidades cercanas siguen su camino, adaptándose y buscando alternativas más sostenibles para atraer visitantes. Es hora de reflexionar sobre qué queremos realmente para nuestro futuro. La comunidad necesita repensar sus prioridades y encontrar ese equilibrio entre progreso y conservación.