Es alarmante, pero la realidad nos grita a la cara: un tercio de los enfermos de Andrade que hay en todo el país está en nuestra querida Mallorca. Esto no solo es una cifra, es un reflejo del estado actual de la salud pública y el sistema sanitario que, a menudo, parece más preocupado por otras cosas que por el bienestar real de las personas.
La lucha diaria y la desinformación
Aquí estamos, con historias como la de aquellos pacientes que enfrentan no solo su enfermedad, sino también una burocracia implacable. Como dice uno de ellos: “Tenía cáncer y mi aseguradora me dijo que no les salía a cuenta”. Es desgarrador ver cómo a veces parece que las vidas humanas tienen un precio. Y mientras tanto, nuestros hospitales, como Son Espases, cuentan con robots millonarios para dispensar medicamentos, mientras que la atención personalizada brilla por su ausencia.
No es solo una cuestión de cifras; son vidas reales, sueños interrumpidos y luchas cotidianas. La falta de recursos adecuados nos afecta a todos. ¿Acaso esto no debería ser prioridad? No podemos seguir tirando a la basura nuestras esperanzas ni permitir que se haga negocio con lo más básico: la salud y el bienestar. Es hora de dar voz a quienes sufren en silencio.