El pasado año, la DANA se convirtió en una de esas palabras que todos recordaremos. ¿Quién podría imaginar que este fenómeno natural se llevaría el 70% de las vidas perdidas por inundaciones en todo nuestro continente? Más de mil almas han sido tocadas por esta tragedia y hoy no podemos ignorarlo.
Una realidad inaceptable
No solo son números; son historias de familias que han perdido a sus seres queridos y comunidades enteras devastadas. Mientras tanto, aquí estamos, debatiendo sobre cómo prevenir futuros desastres y sin embargo, muchos aún parecen despreciar la urgencia del cambio climático. Nos enfrentamos a un desafío monumental: la necesidad de actuar antes de que sea demasiado tarde.
En medio de esto, hay quienes luchan incansablemente para ayudar a los afectados. Concertos benéficos y donaciones fluyen con generosidad, mostrando el lado humano de nuestra sociedad. Pero, ¿es suficiente? Las estructuras están ahí para apoyarnos, pero ¿dónde está el compromiso real para hacer frente a estos desastres? Necesitamos más acción y menos palabras vacías.