En una jugada que promete cambiar el paisaje turístico de nuestra querida Palma, Cort ha comenzado los trámites necesarios para convertir la emblemática Can Olesa en un hotel. Esta noticia no solo despierta curiosidad, sino también una serie de preguntas sobre hacia dónde nos dirigimos como comunidad.
¿Es realmente necesario seguir apostando por más turismo cuando nuestras calles ya están saturadas? En este contexto, muchos se preguntan si estamos tirando a la basura lo que queda de nuestra esencia local. La ciudad se enfrenta a un dilema: el crecimiento económico frente al bienestar de sus habitantes. Por otro lado, la tendencia del monocultivo turístico parece más viva que nunca, y eso puede tener consecuencias devastadoras.
La voz del pueblo ante los cambios
No podemos ignorar las voces de quienes habitan estas calles. Muchos ciudadanos expresan su inquietud: “¿Por qué siempre más hoteles y menos espacios para nosotros?”, comentaba uno de los vecinos mientras paseaba por el centro. Es un sentimiento compartido por muchos; el miedo a perder lo que hace única a nuestra ciudad está latente.
La realidad es que cada vez son más las opiniones contrarias a esta visión empresarial que prioriza el beneficio económico antes que la calidad de vida. Desde aquí, hacemos un llamado: reflexionemos sobre nuestro futuro y defendamos lo nuestro. Palma no necesita más habitaciones; necesita un espacio donde vivir con dignidad y tranquilidad.