En una jornada marcada por la pasión y el compromiso, los animalistas se dieron cita frente a la plaza de toros de Inca para expresar su rotunda oposición a la tauromáquia. Con pancartas en mano y voces llenas de energía, el mensaje era claro: ¡basta ya de tradiciones que lastiman!
Una lucha que resuena
La protesta no fue solo un acto aislado; fue un eco de una creciente conciencia social. Nadie quiere mirar hacia otro lado. Los participantes compartían historias de animales maltratados y apelaban a la empatía de quienes pasaban por allí. “¿Es esto realmente lo que queremos como sociedad?”, preguntaba una joven activista con lágrimas en los ojos, mientras otros asentían con determinación.
A medida que avanzaba el día, la energía se sentía palpable. La combinación del sol radiante y las voces decididas formaron un ambiente electrizante. Era evidente que esta lucha va más allá de simplemente detener corridas de toros; es un llamado a replantearnos nuestras costumbres y a dejar atrás prácticas obsoletas.