En un giro desconcertante, solo el 0,44% de los contratos otorgados por el Gobierno en 2024 fueron a parar a manos de empresas dedicadas a la inserción laboral. Este dato no es simplemente una cifra fría; es un reflejo de la falta de apoyo real hacia quienes más lo necesitan. Mientras vemos cómo se desperdician oportunidades para ayudar a los que están en situaciones vulnerables, nos preguntamos: ¿qué está haciendo nuestro Gobierno?
Una manifestación que habla por sí sola
Mientras tanto, más de un centenar de personas se concentraban en Palma para condenar el trágico asesinato de una educadora social en Badajoz. La indignación resuena entre nosotros. La comunidad no puede quedarse callada ante estas injusticias y es fundamental que nuestras voces se escuchen.
No podemos olvidar también las demandas del sindicato UGT, que clama por una subida salarial del 19% y la reducción de la jornada laboral a 35 horas en el sector de la hostelería. Estas peticiones son más que justas; son necesarias para garantizar condiciones dignas a quienes sostienen este sector vital.
A medida que avanzamos, nos encontramos con conflictos inesperados entre veterinarios sobre la libertad para prescribir medicamentos. Es otro ejemplo claro de cómo los problemas surgen cuando las regulaciones se vuelven obsoletas o ineficaces.
No podemos cerrar esta crónica sin mencionar el preocupante estudio que sitúa a la UIB entre las universidades públicas peor valoradas por sus estudiantes en España. ¿Cómo es posible? Las instituciones educativas deberían ser pilares fundamentales y parece que aquí estamos fallando.