Imagínate un verano caluroso en Mallorca, donde el sol brilla intensamente y la vegetación crece sin control. Ahora mismo, el riesgo de incendio es real, y localidades como Andratx podrían estar a un paso de verse atrapadas por las llamas. Con cada rincón lleno de matorrales y árboles descontrolados, el peligro se siente más cercano que nunca.
Una situación alarmante
La comunidad está preocupada, porque no se trata solo de estadísticas; estamos hablando de nuestras casas, nuestros recuerdos. Es un hecho que un 18% de la población local consume psicofármacos, lo cual ya indica que hay una carga emocional fuerte entre nosotros. Y mientras tanto, los debates sobre la gestión del territorio parecen dejar a muchos con una sensación amarga.
La cultura también se ve amenazada aquí. El monocultivo turístico ha dejado poco espacio para alternativas auténticas, dejando a Mallorca en una lucha constante por su identidad. No podemos seguir tirando a la basura nuestro patrimonio cultural mientras miramos hacia otro lado.
No olvidemos las voces que han alzado sus manos para exigir cambios reales. Porque si seguimos así, pronto podría ser demasiado tarde para proteger lo que amamos.