En el corazón de Mallorca, la tradición de la Pujada a Lluc ha sido un pilar fundamental para muchos, una celebración que une almas y generaciones. Sin embargo, la reciente decisión de la Associació d’Antics Blauets de retirarse como organizadora ha encendido las alarmas. Vox, con voz firme y decidida, se ha plantado ante el Consell de Mallorca exigiendo que se haga cargo de este evento tan querido por todos nosotros.
Una tradición en peligro
Esta marcha, que cada septiembre atrae a unas 5.000 personas hacia el Santuari de Lluc, representa mucho más que un simple paseo; es un encuentro espiritual y cultural donde cada paso resuena con las historias de nuestros ancestros. David Gil, portavoz adjunto de Vox, lo dejó claro: “La Pujada a Lluc no es solo una caminata; permitir su desaparición sería traicionar nuestras raíces”. Su pasión se siente al hablar sobre lo que esta tradición significa para nuestra identidad mallorquina.
Aunque los antiguos organizadores seguirán colaborando en este evento vital, Vox apela al Consell para que asuma un rol proactivo. “No podemos mirar hacia otro lado”, enfatiza Gil. Lo que está en juego aquí no es simplemente un recorrido; es preservar nuestra cultura frente al riesgo del olvido. Este movimiento busca evitar lo que algunos han llamado un monocultivo turístico, donde las tradiciones locales son relegadas a un segundo plano.
Así, mientras nos preparan para otra edición sin la guía habitual, queda claro: ¡el pueblo quiere seguir honrando sus tradiciones! La lucha por mantener viva esta esencia mallorquina está en nuestras manos y el compromiso debe ser firme. ¡A caminar juntos hacia Lluc!