En Palma, la noticia ha comenzado a sonar con fuerza. La Gerencia de Urbanisme del Ajuntament ha tomado una decisión que muchos esperaban: los nuevos proyectos urbanísticos ya no tendrán que esperar a que se termine la ampliación de la EDAR II. Este martes, se aprobó una modificación puntual del Plan General de 2023, lo que promete cambiar las reglas del juego.
Un cambio necesario para avanzar
Óscar Fidalgo, el concejal de Urbanismo, no se ha andado con rodeos. Antes, un proyecto podía tardar entre doce y quince años en ser tramitado. Ahora, según sus palabras, podremos ver resultados en apenas dos años y medio. ¡Menudo alivio para aquellos que tienen urbanizaciones paralizadas! Ejemplos como las unidades de Son Dameto o Es Rafal estaban estancadas y necesitaban este empujón.
Fidalgo también hizo hincapié en algo muy importante: estos solares van a convertirse en viviendas. Algunos incluso cuentan con licencia de obra, aunque estaba condicionada a la finalización de la EDAR II. Y aquí viene lo preocupante; algunas licencias han caducado mientras tanto. Pero si todo va según lo previsto, estas obras podrían estar listas para agosto de 2026.
A pesar de los retrasos en la EDAR II, Fidalgo nos tranquiliza al decir que «Palma tiene eficiencia cúbica» gracias a un acuerdo firmado con la Agencia Balear del Agua y la Calidad Ambiental (ABAQUA). Esto significa que tenemos suficientes recursos hídricos para sostener a nuestra población actual. Por eso, esas construcciones paradas pueden volver a activarse.
Desde el Consistorio son claros: antes había normativas que dificultaban estos avances hasta que no se pusiera en marcha la ampliación de la EDAR. Ahora, esta nueva modificación permitirá más flexibilidad en nuestros planes urbanísticos sin provocar cambios drásticos en nuestro entorno económico o social.

