Las hamacas en las playas de Palma están sufriendo un auténtico atragantón en sus precios. A partir de 2026, ¡prepárense! El coste por un día completo de uso se va a colocar en 10 euros, IVA incluido, lo que supone un 66% más que los seis euros que pagábamos en 2019. Y no solo eso, las sombrillas también se subirán al carro del encarecimiento y alcanzarán esos mismos diez euros. Esto es el resultado de la nueva licitación impulsada por el Ajuntament de Palma para los servicios de playa.
A medida que los nuevos concesionarios tomen el relevo, veremos cómo todo sube, tal y como detalla el estudio económico sobre la explotación estival. Las hamacas premium, por ejemplo, ahora costarán 45 euros al día, cuando antes eran solo 30; esto significa un incremento del 50%. Y si hablamos de las balinesas, prepárense para pagar 70 euros, subiendo desde los 45 del año pasado (un aumento del 55%). La caja fuerte individual pasará a costar cinco euros frente a uno anterior.
Aumentos asombrosos para actividades acuáticas
Pero aquí no acaba la cosa. Los velomares han visto su tarifa saltar de siete a quince euros la hora, lo que representa un desorbitado 114%. Y si hablamos del velomar grande, preparemos la billetera: ¡de once pasa a veinticinco! Las tablas de surf subirán ligeramente de doce a quince euros, mientras que el kajak y paddel surf mantendrán sus precios congelados. Eso sí, si te atreves con el esquí náutico tendrás que desembolsar ahora treinta y cinco euros en lugar de veinticinco con treinta; una subida notable. Y ojo con las motos de agua: pasarán de treinta a cincuenta y cinco euros.
Todo esto tiene su justificación según el informe económico encargado por el consistorio. Se menciona que estas variaciones consideran el incremento del IPC desde agosto de 2019 hasta agosto de 2025 —que se calcula en un 22,4%. En este sentido, también argumentan que aunque ha habido incrementos en algunos servicios similares en Baleares, hay una caída del consumo cercana al 20%, motivada precisamente por estos aumentos constantes.
Parece claro que ajustar estos precios no es solo cuestión administrativa; buscan adaptarse a una realidad económica cambiante y garantizar tanto la calidad como la sostenibilidad financiera.
Así que ya saben: toca prepararse para unas vacaciones más caras.

