Al caminar por el Paseo Mallorca, uno no puede evitar fijarse en el puente que lo cruza. A primera vista, parece un simple paso entre calles, pero si miramos más de cerca, la historia es otra. La barandilla, que debería ser un símbolo de seguridad y bienestar, se presenta en un estado alarmante. Los residentes de Es Fortí han hecho sonar la alarma sobre este problema, y no es para menos.
Bajo el puente se ha convertido en hogar para algunas personas sin hogar, reflejo de una situación que nos interpela a todos. Aquí, donde confluyen la Avenida de Portugal y la Plaça Fortí, miles de vehículos y peatones pasan a diario sin detenerse a pensar en lo que hay a su alrededor. Sin embargo, los vecinos están cansados de mirar hacia otro lado ante esta imagen tan preocupante.
Una degradación visible
La gruesa barandilla muestra señales evidentes de desgaste; muchos tramos ya no cuentan con su base. Esto se debe en parte a las inclemencias del tiempo y también a otros factores como los paseos caninos que dejan su huella en forma de orina sobre el metal. Pero lo cierto es que esto es solo la punta del iceberg: la pintura está desconchada y hasta la vegetación ha decidido hacer de este lugar su hogar.
Aunque podría parecer que el peligro inmediato no es extremo, los vecinos viven con una inquietud constante por ver cómo esta infraestructura se deteriora día tras día. Lo triste es que este puente no solo sirve como conexión entre calles; también da una mala imagen en un lugar tan transitado. Todos merecemos pasar por sitios bien cuidados y seguros.

