En Son Gual, un pequeño rincón que lucha por hacerse notar, la situación se vuelve cada vez más insostenible. Los residentes están cansados, y no es para menos. Una vez más, los ecos de su indignación resuenan tras años de promesas vacías por parte del Ajuntament de Palma. La barriada, que limita con Algaida, sigue esperando esa atención que nunca llega.
Ahora, las calles I y II se han convertido en vertederos improvisados. Escombros, basura y restos de obras se esconden entre la vegetación, incluso a escasos metros de las paradas del transporte público. ¿Es que nadie ve esto? La impotencia crece cuando ven cómo su hogar se convierte en un basurero sin control.
Piden acción inmediata
Los vecinos exigen al Ajuntament una respuesta contundente. No basta con la recogida habitual; hace falta reforzar la vigilancia para sancionar esos actos incívicos que solo alimentan el desánimo colectivo. Es un grito desesperado por dignidad en una zona que ya siente el peso del abandono histórico.
Además de los vertidos, hay otros problemas apremiantes. Recientemente, un árbol cayó en la vía de acceso a Son Gual II tras el temporal que azotó Mallorca. Un vecino tomó la iniciativa y lo retiró para evitar accidentes, pero aún esperan respuestas sobre su eliminación definitiva. Se sienten ignorados; como si sus preocupaciones fueran aire.
No podemos seguir así; es hora de actuar y recuperar el orgullo por nuestro barrio. Son Gual merece más.

