La escultura de Aurora Picornell, un símbolo de la lucha y el compromiso social en Palma, ha sido atacada nuevamente. Esta vez, los daños son alarmantes. La concejalía de Cultura ha tenido que intervenir tras descubrir que alguien había golpeado con fuerza el busto, dejándolo marcado y deteriorado. Pero eso no es todo; en las últimas horas, han aparecido nuevos grafitis que hacen eco del nazismo, como el número 88, que hace referencia a un oscuro saludo: ‘Heil Hitler’. No podemos quedarnos callados ante este tipo de agresiones.
Una limpieza necesaria pero insuficiente
Emaya no ha tardado en actuar para limpiar las esvásticas y otras pintadas vandálicas que habían proliferado en las inmediaciones de la escultura. Al final, se trató de eliminar símbolos que no tienen cabida en nuestra sociedad. Sin embargo, ¿es suficiente? Según un comunicado del Ajuntament de Palma, la obra realizada por Margalida Fonollà ha sufrido serios daños y necesitan llevar a cabo una rehabilitación completa.
A pesar de la rápida respuesta para eliminar estas ofensas visuales, hay una sensación colectiva de frustración entre los vecinos. Muchos se preguntan cuándo aprenderemos a respetar nuestros símbolos culturales. La concejalía ha prometido arreglar los desperfectos, pero lo cierto es que esta no es la primera vez que se vulnera la memoria histórica de Aurora Picornell. Es triste ver cómo hay quienes prefieren tirar a la basura el legado de aquellos que lucharon por un mundo mejor.
Mientras tanto, el resto de nosotros podemos reflexionar sobre lo que esto significa: más allá del vandalismo, está claro que necesitamos una comunidad más fuerte y consciente que defienda su historia.

