En el corazón de Pere Garau, un barrio que guarda historias y vivencias entre sus calles, los vecinos han decidido que ya no pueden más. La situación ha llegado a un punto crítico, donde el incivismo amenaza con desdibujar la esencia misma de su comunidad. A plena luz del día, las imágenes que se ven son preocupantes: personas consumiendo alcohol en la calle, ruidos ensordecedores y peleas que interrumpen la paz cotidiana.
Desde la Asociación de Vecinos, expresan su descontento y frustración. “Nuestra paciencia se ha acabado”, dicen con firmeza. No están dispuestos a permitir que unos pocos empañen la vida tranquila del barrio ni su imagen ante los ojos de quienes lo visitan. Este sentimiento resuena entre todos ellos; cada rincón de Pere Garau tiene su propia historia y cultura, y eso es lo que quieren preservar.
Demandan soluciones urgentes
A pesar de meses llenos de denuncias y gestiones realizadas ante las autoridades —con el Ajuntament de Palma como foco principal—, poco ha cambiado. La vida sigue igual y eso crispa aún más a los vecinos. Exigen medidas efectivas para asegurar unas calles limpias y seguras, donde haya respeto mutuo entre todos.
Pere Garau no es solo un lugar en el mapa; es un espacio lleno de vida comunitaria que merece ser cuidado y respetado. “No vamos a quedarnos con los brazos cruzados”, afirman decididos desde la asociación. Si no se toman acciones pronto, prometen intensificar sus esfuerzos para visibilizar este problema e impulsar cambios inmediatos. Porque al final del día, todos merecen vivir en un barrio seguro y digno.

