El aparcamiento de Cala Major, ese lugar que debería ser una puerta de entrada a la playa, se ha transformado en un auténtico vertedero incontrolado. En verano, esta zona se convierte en un hervidero; la mezcla de residentes y turistas la hace vibrar, pero también saca a relucir lo peor del comportamiento humano. Y es que, entre el bullicio y el tráfico desbordado, aparece el incivismo como una sombra que ensombrece el lugar.
Un problema visible para todos
Ubicado justo al final de la Vía de Cintura, este aparcamiento debería aliviar la congestión de vehículos que circulan por la zona. Sin embargo, desde hace tiempo ha ido acumulando más que coches: residuos de todo tipo. Botellas vacías, bolsas de plástico e incluso restos de materiales de construcción parecen haberse establecido como nuevos “residentes” del lugar. Es triste ver cómo se apilan los desechos entre los coches y la vegetación; algunos vehículos parecen olvidados y actúan como camuflaje para esta situación tan preocupante.
A los vecinos no les queda más opción que lamentar lo evidente: un espacio destinado a ser utilizado por todos está siendo tratado con desprecio. Este panorama no solo afecta a quienes viven ahí; también da una mala imagen a los turistas que pasan por allí y se llevan una impresión negativa cerca de una playa tan popular. ¿Qué pensarán al ver tanto abandono? La posibilidad de insalubridad o algún incendio durante las calurosas jornadas veraniegas acecha cada vez más.
La comunidad está cansada. Están pidiendo a gritos soluciones reales frente a esta falta de respeto por el entorno. No es solo cuestión estética; es cuestión de salud pública y convivencia. Es hora de poner freno al monocultivo turístico del descuido y recuperar Cala Major para todos.