Imagínate pasear por las calles de Palma y encontrarte con tiendas que cuentan historias. Historias que han resistido el paso del tiempo, desde hace más de 75 años, donde generaciones enteras han dedicado su vida a mantener viva la tradición. Alfonso Riera, un investigador apasionado, ha recogido en su nuevo libro Comercios históricos vivos de las Islas Baleares, la esencia de más de 200 negocios en Balears, de los cuales 127 están aquí, en Mallorca.
Las joyas ocultas de Palma
Algunos comercios abrieron sus puertas en el siglo XVIII y otros apenas sobrevivieron desde los años 50. En cada rincón puedes encontrar desde panaderías tradicionales hasta sombrererías únicas; sí, ¡la única en Mallorca! Uno de esos tesoros es Ca Dona Àngela, que se remonta a 1685 y ha estado siempre en el mismo local. Sin embargo, parece que no habrá una nueva generación lista para seguir con la herencia familiar.
A pocos pasos está Can Joan de s’Aigo. Este negocio tiene una historia fascinante: Joan empezó a recoger nieve para hacer hielo y terminaron creando un helado primitivo mezclando agua fría con zumo. El primer helado fue de almendras; ¡qué delicia! Y si hablamos de pesca, no podemos olvidar Can Sión, activo desde 1878 vendiendo artículos relacionados con este arte. Aunque tuvo sus altibajos tras la llegada del mercado del Olivar.
La farmacia Fornés también ha tenido que adaptarse; establecida en 1888 y ahora ya va por la quinta generación (casi sexta) en Camp Redó. Por su parte, Casa Julià lleva funcionando desde 1898 y aún mantiene su encanto original. La transformación comercial ha sido brutal; calles como Jaume II o Oms son casi irreconocibles hoy en día.
Riera señala que lo verdaderamente valioso es el vínculo emocional que estos negocios han tejido con sus comunidades a través del tiempo. Muchos propietarios ya no pagan alquileres porque sus locales están amortizados; esto les permite innovar sin ahogarse económicamente. Aún así, la lucha continúa para preservar esta rica herencia comercial.